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martes, 30 de agosto de 2011

Capítulo 41: Todo me pasa a mí.

Un día me desperté temprano. Tenía una sensación rara, no tenía ganas de hablar ni ver a nadie. Me puse lo primero que encontré en mi inmenso armario, desayuné algo rápido, me puse algunas cosas en la mochila y salí de casa.
Fui por un atajo para evitar encontrarme con nadie. No entiendo que me pasaba, estaba mal sin razón alguna. Llegué a mi destino, el lago de la cascada. Me tumbé en el césped y cerré los ojos porque los rayos del sol me daban directamente en la cara y no quería moverme de allí.
Me quedé dormida, un beso me despertó. Sí, como en los cuentos, pero al abrir los ojos me dí cuenta de que no era mi príncipe, sino el traidor.
Volvió a pasarme, algo me impedía parar el beso, aquel maravilloso beso. No sé cómo ni por qué, pero sentí las maripositas revoloteando por mi estómago. Sentía algo por Rob, otra vez.
No, espera, no puede ser, esto no puede estar pasando. Por desgracia es la realidad, ahora tendré que decirselo a Jake, ¡joder! ¿Por qué todo me pasa a mí?
Paré a Rob (sí, todo esto lo pensaba mientras nos besábamos). Él me sonreía. Sin decirle nada me fui. Por el camino cogí mi movil y le mandé un sms a Jake:
Tengo que hablar contigo, es urgente. Dentro de diez minutos en Starbucks (él vivía cerca).
Enviar. Buf, con todo lo que yo quiero a Jake y me pasa esto... Que difícil...
Me dirigí a aquella cafetería, nerviosa. Tardé poco en llegar y faltaba menos para que él llegara... Me senté inquieta y esperé, hasta que por fín le ví entrar.
Se acercó y me besó, quizás el último beso que nos daríamos en mucho tiempo o para siempre.
-Bueno, ¿qué era eso tan urgente?-dijo sonriendo-.
-Verás, voy a ir al grano, tenemos que dejarlo...
La sonrisa se le borró de la cara.
-¿Qué? ¿Por qué? Ya no te gusto, ¿verdad?
-Sí, me encantas pero... Rob me ha besado y he sentido cosas y...
-Pero creí que estabas enamorada de mí. ¡Soy un estúpido!
Se levantó y se fue antes de que yo pudiera decir nada. Noté como miles de lágrimas caían rápidamente por mi rostro.
Cogí el vaso, pagué y me dirigí a casa. Cuando llegué, cerré dando un portazo y me tiré en la cama a llorar. Sonó el timbre. No tenía ganas de nadie pero fui a abrir.
Era Emily, sin decir nada me abrazó. Yo seguía llorando, no había quién me parara.
-¿Ya te lo ha contado?-pregunté entre sollozos-.
-Sí, está destrozado...
-Pero si no me dejó explicarle nada...
-Tenías que haber dejado lo de que seguías sintiendo algo por Rob para el final, así te hubiera escuchado.
-Buf, si esque soy de lo peor, joder. Por favor, quiero estar sola, luego te llamo.
Emily se fue y yo volví a mi cama. Más tarde me llamó Rob diciéndome que pasaría a buscarme con el coche en un rato para decirme algo.
Desanimada me vestí con la ropa de por la mañana, me lavé la cara, me hice una coleta alta y salí a esperar sentada en un escalón.
Esperé unos minutos hasta que llegó. Yo seguía con los ojos hinchados y rojos, muy rojos. Por mucho que lo intentara no podía parar de llorar.
-Ey, ¿qué te pasa, es por Jake?-me preguntó-.
-¿Y tú como sabes eso?
-Me lo contó y además hemos tenido una fuerte discusión, no me habla. Bueno en realidad no quiere hablar con nadie, pero conmigo menos.
Rob seguía conduciendo, íbamos sin rumbo hablando.
-Oye, mira en la guantera y dame mis gafas de sol, por favor.
Abrí la guantera, cogí sus gafas y se las dí. Antes de que la cerrara ví algo que brillaba. Lo cogí para ver que era.

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