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jueves, 1 de septiembre de 2011

Capítulo 45: Adaptación.


Volvimos a estar juntos. A Jake le dieron el alta ese mismo día, a Rob... no lo sé y a mí unos días después.
Seguía sin poder caminar, lo estaba pasando fatal. Mis piernas no se movían ni tampoco sentía que estaban ahí.
En mi casa instalaron un ascensor y en la entrada pusieron rampas en vez de escaleras, para mí. Ver todo eso me hacía sentir aún peor.
Me dijeron que Robert solo tenía un brazo roto y alguna que otra herida, ¿por qué la vida es tan injusta? No es que le desee el mal ni nada por el estilo, solo que yo casi me muero y ahora estoy en silla de ruedas y él solo se ha roto un brazo...
Esto va a ser muy difícil de superar. Mis padres y Dana todavía no saben lo que ha pasado. Jake y los demás (excepto Rob y John) venían a mi casa todos los días.
Eran mi mayor apoyo y gracias a ellos se hacía todo un poco menos complicado.
Cada día me ayudaban a levantarme, intentaban que me sostuviera en pie y lo hacía... si me sujetaban.
Era martes, me desperté por la mañana y llamé a Alba para que me ayudara a ponerme en la silla. Fui al ascensor y al acabar bajé a la cocina.
Lorena me había preparado el desayuno, me lo tomé y fui al salón. No tenía nada que hacer así que me puse una película de risa para animarme un poco.
Era muy graciosa, la verdad es que me alegro un poco. Cuando acabó, le dije a Claus que me tragera el portatil y me metí en el tuenti.
Subí todas las fotos que tenía atrasadas con Jake y también algunas con los demás. Os voy a responder a una pregunta que seguro que os habeis planteado. Emily y Chris no están juntos.
Parece increíble pero así es. Sonó el timbre, Claus abrió y escuché como decía: "Pase, está en el salón".
Miré hacia la puerta esperando que entrara alguien y poco después lo ví. Era Thomas e iba de la mano con Sofy. Le notaba cambiado.
Me habían traído flores y bombones. Los dos se disculparon conmigo y claro, después de el detalle de preocuparse por mí y haber venido no les iba a echar, así que les invité a comer.
Salimos a dar un paseo, ellos iban al lado de la silla y Lady atada a ella. Fuimos al centro comercial y miramos escaparates, tomamos un helado y fuimos a los recreativos.
Todo iba bien hasta que nos encontramos con Rob...
-¿Qué haces con este imbécil?-preguntó-.
-Perdona pero Thomas no es ningún imbécil, quizás lo seas tú-respondí indignada-.
-Pero, ¿qué estás diciendo? ¿No te acuerdas de lo que te hizo o qué?
-Sí, sí que me acuerdo. Pero él ha venido a verme, me ha pedido perdón y ha pasado el día conmigo y Sofy, tú no te has limitado ni a preguntarme si estaba bien.
-Porque, porque... Bueno, ¿qué haces en silla de ruedas? Deja de hacer el tonto y levántate.
-¿Te crees que no quiero levantarme? Es lo que más deseo en esta vida pero por tu culpa y tus juegos de niñato estoy así, no te has molestado ni en venir a verme, ni pedido perdón ni nada así que no tengo nada más que hablar contigo. Hasta nunca Robert.
Puse todas mis fuerzas en mantener las lágrimas en los ojos, no quería derrumbarme delante de... él.
Se quedó ahí quieto, ¿no os parece indignante? Ni perdón, ni qué tal, ni nada.
Como Fernando hoy tenía el día libre, Thomas y Sofy me llevaron a casa dando un paseo.
Al llegar a casa me dí un baño, aunque parezca raro lo hice sola, me instalaron una bañera que tenía una rampa con una silla de hidromasaje que estaba abajo, me apoyaba en la barandilla, me sentaba, apretaba el botón de subir y la silla subía automáticamente la rampa hasta la ducha.
Me dí un largo baño. Luego salí, Alba me ayudó a ponerme el pijama y me acosté en la cama con el portatil.
Tenía muchas novedades en el tuenti, pero me aburría, no quería hablar con nadie y mi grupito no estaba conectado.
Me fui a dormir.
A la mañana siguiente me desperté del tirón, había tenido un sueño que desearía al máximo que se cumpliera. Estaba sola en la habitación y ya estaba cansada de estar sentada en esa estúpida silla todo el día, así que intenté levantarme y lo conseguí.
Al principio me costó bastante mantener el equilibrio pero luego lentamente empecé a dar pasos y estaba tan feliz que daba vueltas como si fuera una bailarina. Hice un poco de marcha y después salí corriendo...
En mitad de mi recuerdo del sueño oí el timbre y una voz que me resultaba muy familiar. Bajé para ver quién era y vaya alegría me llevé.

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